Yo odio el invierno, el frío, la nieve, el hielo. Yo odio Nueva Hampshire (el estado en que crecía) porque todas las personas que esquían siempre desean más nieve, y una Navidad blanca. No me importan nada la nieve, las montañas, o los esquiadores, pero me gustan mucho las fiestas; la felicidad, el entusiasmo, los colores. El espíritu de la estación es tan contagioso que nadie puede desconocerlo, y ahora que las tiendas han empezado tocando la musica de la Navidad, siempre estoy pensando en las fiestas. Muchas personas de mi familia han salido de sus hogares por la universidad, y ahora más que antes es importante tartar de mantener las tradiciones de nuestra familia.
Cada Navidad, mi familia celebra la fiesta más o menos lo mismo como el año pasado. La Noche Buena se pasa con el lado de la familia de mi madre, y después de abrir los regalos en el día de la Navidad, vamos a la casa de mi abuela para visitar al lado de mi padre. Pasamos los dos meses antes de la fiesta con muchos días de comprar, preparar, y festejar.
Tenemos cosas como un “intercambio de galletas”. Mi madre y yo cocinamos muchas, muchas galletas y las llevamos a la casa de mi tía Julie, donde las ponemos en la mesa. Otras mujeres hacen lo misma, y luego caminamos alrededor de la mesa. Tomamos galletas de cada plato, hasta que estén vacíos y tengamos una variedad de galletas. Otra cosa; a veces hacemos “papá Noel secreto”, cuando escogemos un nombre de un sombrero y no decimos a nadie a quien tenemos. Compramos regalos para esa persona y no escribimos nuestros nombres, hasta un el día cuando revelamos el nombre que teníamos. Es una actividad muy divertida y linda, porque podemos ser cómicos, si queremos.
Mi tradición favorita de las fiestas ocurre en la Noche Buena. Hay muchos niños en mi familia, pero algunos son muy jóvenes, como mi hermana, que tiene nueve años, y algunos son cerca de las edades de mi hermano y yo. Cada Noche Buena, los primos mayores alquilan una película de horror. Mi hermano y yo vamos a la tienda para escoger la película que vamos a mirar en nuestro sótano esa noche. Nosotros sentamos en el sótano oscuro, mirando una horrible película de horror, mientras el resto de la familia está arriba, hablando. La película tiene que ser de bajo presupuesto, porque es una parte de la tradición.
Nos quedamos en el sótano hasta que el Papá Noel viene, y luego tenemos que ir arriba para recibir regalos de su bolsa. Esta es la peor parte de la noche. Aunque la mayoría de nosotros tenemos veinte años, aun los mayores tienen que sentarse en el regazo de Papá Noel y decirle lo que queremos. Es muy molesto e incómodo, pero a los padres no les importa. Yo pienso que ellos gozan de mirarnos retorcer.
Aunque la familia es algo que siempre va a molestarnos en unas maneras, hay otras cosas que nos hacen amarla para siempre y extrañarla cuando salimos. No es tan facíl realizar todas las tradiciones hoy que estaba en el pasado, pero mantener las cosas que podemos nos ayuda mejorar el sentido que aunque mucho ha cambiado, siempre vamos a compartir las cosas que nos importan a juntos, aunque a veces sólo sean en nuestros corazones.