Stephanie Zito
Estoy de pie en el borde del despeñadero. El viento spola mi falda amarilla y la baila con las rodillas. Puedo reflexionar encima de la montaña, Montserrat. Aquí, en el corazón de Catalunya, mis recuerdos empiezan desviar con el viento.
El 17 de mayo, salí de los estados unidos para vivir en Barcelona por el verano. Iba a ensenar ingles. En el avión, no pude dormer pero vi el sol salió en los nublados. Estuvo el color de cerezas y naranjas. Me quedé ciego en la luz que, cuando aparté la vista, los colores quedaron. Pensé, “Éstos son mis gafas de color rosas.”
Aprendía rápidamente la historia de Barcelona y todo Catalunya. Visitaba las ramblas en el centro de Barcelona. Era un lugar lleno de vida con intérpretes y artistas para celebrar sus amores por Catalunya como el baile, Sardania. Pero, un día, quise comprar la bandera de Catalunya. Era specifico con lunares rojos y amarillos. En este día, entré una tienda en las ramblas. No estaba preocupado hasta la abrí y una estrella rojo era en el centro. Luego, descubrí que la estrella representaba un grupo radical en Barcelona. Había una separación. Después el dictador y la gente en Barcelona podia hablar su idioma, catala, y otras cosas, algunos quería ser otro país. Es un desacuerdo constante. Estrellas verso lunares. El proximo día, cambié la bandera. Pero, overol, Barcelona tenía mucho orgullo que crea un pulso diferente. Es el latido de muchos corázones al unísono.
Me encantaba esta energía. Necesitía usarla y explorer la ciudad. Un vez, corrí a Montjuic, una montaña en Barcelona. Encontré el estadio de la Olimpiadas cuando Barcelona estuvo un presentador por los juegos. También, en ese día, la antorcha continuyo cortar el cielo ázul. Detrás el estadio, hacía un jardín privado. Cuando veía este jardín, paré conrriendo. Olí el olor fragante a rosas. Junté uno y caminé a cerca de la vigía. Senté aquí mientras anduve mi respiración más despacio; la flor en la mano. En este momento, vi el mar de mediteraneo. Quedé boquiabierto y aspiré el aire salado del mar. Cuando estuve lista, me levanter pero dejé la flor por la proxima persona que tropezará con el secreto de Montjuic.
Pero, el mar no es un secreto en Barcelona. Con arena como polvos y agua como el agua en una banera, sabía por qué el arquitecto modern, Gaudí, estuvo inspirado. Todos sus edificios semejaban los colores, los animales y las texturas del mar. Vivía todos los días en la playa. Me gustaba el sol de Catalunya. Pero, a veces, el calor estaba insoportable. Tenía que nadar en el agua. Flotaba y erraba con las olas. En estos momentos de paz y alegría, no quería salir nunca.
Más importante, estaba triste que en augusto tuviera que salir mi familia nueva. Los Sanchos se hacía gente muy especial para mí. Ellos eran generosos y amables. Xavi siempre será el chef y el maestro de la barbacoa. Gemma será mi segunda madre porque cuidará alguien con los abrazos abiertos. Y, tendré amor para mis hermanitas, Ariadna y Laia. Fui la maestro para estas chicas pero ellas me ensenaron a mí disfrutar vida, reirme mucho y jugar “Uno” cuando una persona necesita un descanso. Y el bebe, Biel, será el destructor y el mejor persona dar abrazos.
De repente, oigo el susurro de Montserrat. Vuelva. Y, cuando veo Barcelona a lo lejos, recuerdo la leyenda de la ciudad. Hay una fontaña en las ramblas. Si tú bebes el agua de esta fontaña, tu vas a volver a Barcelona. Es cierto que no tengo sed.