“Voy a estar despierto todo el día después de este café,” me dijo Manuel Talavera Trejo cuando estábamos saliendo de Starbucks. Acabábamos de tomar un café, y para Manuel el café de los Estados Unidos era mucho más grande en tamaño que el café de México. Con Rosa María Sáenz Fierro, los dos profesores de la Universidad de Chihuahua, estuvieron en Boston la semana pasada para presentarles a los estudiantes de Suffolk su ponencia, “Formación de espectadores en el contexto de una identidad para el teatro del norte”…y mientras tanto aprender un poco sobre Boston. Junto con mi amigo Ricardo Capuano, les enseñamos a Talavera y Sáenz nuestra universidad. El tour de Suffolk no solo fue mi propia prueba para saber cuánto sabía sobre la universidad, sino una prueba de mi nivel de español. Aunque estaba nerviosa antes de conocer a los profesores, sus personalidades amables me hicieron sentir cómoda alrededor de ellos.
Como Suffolk no es muy grande, fue fácil enseñarles nuestro “campus.” Durante su tiempo en la universidad Talavera y Sáenz visitaron diferentes clases de español, hablaron con los estudiantes y finalmente culminaron su visita con una presentación sobre el teatro y la identidad. Ricardo y yo intentamos enseñarles los edificios de Suffolk, y como son profesores (y Manuel un dramaturgo), era necesario enseñarles la biblioteca y el teatro. Lo que me di cuenta era que Manuel era la persona con personalidad cómica, mientras que Rosa María era más tranquila. Los dos, sin embargo, tenían curiosidad de aprender sobre Suffolk. Cuando estábamos en el teatro viendo unos minutos de una clase de teatro introductorio, a Manuel le fascinó ver la clase mientras que Rosa María me preguntó sobre la construcción del teatro. “Esta clase me recuerda como las clases que doy yo” Manuel me dijo unos minutos después, mirando a un grupo de estudiantes riéndose en el escenario, a sí mismo sonriendo también.
Nosotros pasamos la mayoría de nuestro tiempo juntos charlando sobre el teatro, la política, y los mexicanos contra los estadounidenses. Mientras que Ricardo es mexicano pero nunca ha tenido la oportunidad de visitar el norte de México, y no lo he visitado tampoco, fue interesante preguntarles sobre sus pensamientos sobre el país. El semestre pasado hice una investigación sobre las mujeres trabajando en las maquiladoras en el norte de México y las muertes que siguen pasando allí, y me interesó escuchar sus opiniones. “Pienso que esa situación tiene mucho que ver con el narcotráfico” dijo Rosa María. Y mientras es una cosa leer sobre esos eventos, fue una experiencia diferente escuchar de una mexicana sobre su propia experiencia de lo que ella ha visto y ha escuchado.
Cuando pienso en mi tiempo con los profesores Talavera y Sáenz no pienso en la frontera que los divide a ellos, los mexicanos, conmigo, una estudiante estadounidense intentando estudiar español. Tampoco pienso en la dificultad que tuve algunas veces al ser traductora. Más bien pienso en mi tiempo con ellos y recuerdo su bondad. Recuerdo su curiosidad de la universidad y Boston y su pasión por el teatro. Ellos me trataron como su propia estudiante, y por eso les respeto con todo mi corazón. Quizás vemos que aunque en teoría existe una frontera entre los Estados Unidos y México en realidad somos seres humanos y esta línea de división entre nosotros está diluida.