Por: Denitza Georgrieva
Lo primero que me impresión de la personalidad de Hugo Salcedo era su comportamiento humilde. Yo tenía un poco de miedo de conocer a un dramaturgo tan conocido como el pero dentro de poco me di cuenta que su fama no lo había convertido en un escritor arrogante, al contrario era muy natural y simpático. Él mostró mucha comprensión por el hecho que el español no es nuestra lengua materna, y trató de ayudarnos en todas maneras posibles, a veces se reía de nuestras faltas en español pero nunca nos hizo sentir nos avergonzados. No puedo creer que dentro de pocos días me sentí como si él fuera nuestro amigo.
Sin embargo el primer día de traducción estaba muy nerviosa aunque sabía que la profesora Smith podía ayudarnos. Hasta este día nunca me había dado cuenta que la traducción es un proceso que requiere tanta concentración. Primero tuve que estar muy atenta para comprender que exactamente decía Hugo Salcedo. Después me costó mucha concentración de no olvidar sus palabras exactas. Por suerte Rosy estaba conmigo y cada vez que me olvidaba de mencionar algo ella me corregía y viceversa. Pienso que era muy buena idea tener siempre a dos personas para traducir porque eso redujo significantemente nuestro nerviosismo. Desafortunadamente cuando uno parafrasea improvisando mucho del poder de las palabras se pierde. Me imagino que cuando uno tiene mucha practica y ya está acostumbrado a traducir, eso no pasa. Sin embargo la segunda vez que traducimos me sentí más segura. Me pareció más fácil traducir las palabras de Hugo en inglés que las preguntas de los estudiantes en español. Primero como ya había leído su obra y su ponencia tenía una idea de su cosmovisión y segundo él se expresa muy claramente. Al contrario de los estudiantes a menudo no saben exactamente que quieren preguntar y no pueden formular una pregunta concreta. Eso no solo fue difícil, sino que irrito a Hugo también. Es muy difícil contestar una pregunta si la persona que te pregunta no sabe exactamente que te pregunta. Es experiencia me hizo pensar qué difícil es ser profesora porque me imagino que estas experiencias son diarias en la escuela o en la universidad.
Otra cosa que me sorprendió era la traducción de la ponencia de Hugo. Al principio creía que traducir un texto escrito sería más fácil que traducir una conversación pero después que leí su ponencia cambie mi opinión. Como su ponencia contenía muchas metáforas y lenguaje poético era un verdadero reto traducirla. Además por primera vez me du cuenta que diferentes son los dos idiomas inglés y español. Muchísimas expresiones no se pueden traducir literalmente y los dos idiomas tienen un orden sintáctico diferente. En el español elocuente una frase puede correr por diez líneas mientras que en ingles se pierde no solo la elegancia del lenguaje sino también el sentido. Yo pase horas pensando como traducir ciertas frases. Como ni el español ni el inglés son mis lenguas maternas no estaba segura si mi traducción en ingles tenía sentido.
De todos modos ahora tengo más comprensión por el trabajo de los traductores profesionales por que puedo apreciar sus esfuerzos y reacciones rápidas, su flexibilidad y su sensibilidad cultural. Traducir para Hugo Salcedo y poder comunicarme con él fue una experiencia muy enriquecedora porque no solo me demostró su proceso creativo como escritor y dramaturgo sino también me enseñó mis propias habilidades. Además era una oportunidad increíble poder discutir un obra famosa con el escritor mismo y no simplemente especular sobre el sentido y los motivos del autor. Si es posible pienso que el departamento de español debería invitar cada año escritores eruditos como Hugo Salcedo.